Lejos, en el Maasai Mara, un año más se puede ver a las mujeres cosiendo debajo de una acacia. Aprovechando la sombra y con el único fin de construir un futuro para sus familias, cientos de mujeres maasai de Kenia y Tanzania bordan a mano las pieles de la colección Primavera Verano de Pikolinos.
Hace siete años que, desde Pikolinos, trabajamos en este proyecto, con el orgullo y la ilusión de ver cómo ha cambiado la vida de cientos de mujeres en el Maasai Mara que ahora son autosuficientes económicamente y pueden conseguir bienes básicos para sus familias, como alimentación, medicación y educación.
Este año, necesitábamos hacer algo diferente, teníamos que unir aún más las dos culturas que hacen posible esta iniciativa y, por eso, pensamos en las verdaderas protagonistas de este proyecto: las mujeres.
Lilian Ole Pere, esposa del líder Maasai en Kenia, es la encargada de supervisar la producción de todas las mujeres que trabajan con las pieles de Pikolinos. Ella forma, aconseja y guía a cientos de mujeres en todo el Maasai Mara.
Por su parte en España Leonor Villalba cose cada pieza de piel con su máquina de aparar para dar forma al producto final revisando la calidad de cada puntada y admirando la dedicación de cada pieza procedente del Maasai Mara.
Estas dos mujeres unidas por un mismo proyecto desde dos realidades diferentes, debían conocerse y compartir sus trabajos, sus visiones y sus experiencias.
Otro mundo es posible #ProyectoMaasai TEASER 2016 from Pikolinos on Vimeo.
Fue así como Leonor viajó a Kenia, invadida por los nervios y con la ilusión de poner cara a sus lejanas compañeras de equipo cuya vía de producción es la inmensidad de la sabana y el tintineo de sus adornos, la melodía de cada puntada.
Allí convivió con una cultura muy diferente a la suya, rodeada de la naturaleza más pura. Cambió las máquinas de aparar por la precisión de sus dedos y el sonido de las máquinas por las canciones maasai. Con estas vivencias regresó a España con ganas de recibir a Lilian en su hogar y enseñarle cómo sus creaciones cobran forma de sandalia.
De esta manera Lilian, por primera vez en su vida, salió del Mara. Subió a un avión con destino a España, con una mezcla de miedo, emoción y entusiasmo, pero con muchas ganas de aprender, de descubrir nuevos lugares.
En el Centro de Producción de Pikolinos siguió atenta cada paso de fabricación, fue partícipe de los controles de calidad y se impresionó con todos los sistemas informáticos que hoy en día facilitan el trabajo en occidente.
Con estos conocimientos, regresó al Mara para contar en primera persona cómo nace la colección de sandalias más delicada y especial de Pikolinos.
La unión de dos mundos y la mezcla de dos culturas bajo un mismo proyecto se refleja en las miradas de dos mujeres, representantes de todo un equipo, que permiten a Pikolinos sentir gran orgullo por un proyecto que traspasa fronteras.
Todo este proyecto no puede explicarse sin mencionar a ADCAM (Asociación para el Desarrollo, Comercio Alternativo y Microcrédito). Sus dos máximos representantes, Rosa Escandell y William Kikanae, son las personas que han hecho posible la iniciativa y que llevan más de quince años trabajando en la viabilidad del proyecto y su operativa. Juntos continúan trabajando en la sostenibilidad económica de la comunidad Maasai y en la preservación de su cultura y su estilo de vida.