Cuando estamos animados, nuestro cuerpo tiene fuerzas y energía para ir a trabajar, afrontar las tareas de casa y los problemas que pueden ir surgiendo en el día a día. Sentirte bien contigo misma es tan importante para ti como para los demás, pues tu estado de ánimo se exterioriza y afecta a los que te rodean.
Ese bienestar lo podemos encontrar en varios ámbitos de nuestra vida. En la relajación, por ejemplo; una hora de yoga en casa, con la luz del sol entrando por la ventana y el silencio absoluto en el que solo eres capaz de escuchar tu propia voz, que permanece dentro de ti sin llegar a salir. O en el deporte; cuando sales a correr, dejando atrás cualquier problema y centrándote en la respiración, en cada zancada, en cada pulsación del corazón acelerado. Incluso de la forma más sencilla encontramos esa sensación placentera de descanso y recarga de energía en nuestro cuerpo.
Sin embargo, hay algo que influye en la comodidad de todo el día, desde que salimos de casa hasta que volvemos después de una nueva jornada de trabajo. Ese «algo» es lo que llevamos puesto. Nuestro outfit diario es algo más que un vestido bonito, un polo nuevo o una camisa de nueva temporada. Por mucho que nos gusten unos zapatos, si no son cómodos, se quedarán en el armario mucho más de lo que nos gustaría. A lo largo del día, nuestros pies soportan el peso de nuestro cuerpo, por lo que es importante cuidarlos y elegir los que nos transmitan esa sensación de bienestar, de caminar firme y, a la vez, el toque especial a nuestros looks. 😉
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Foto de Laura Ashley