Levantarse por las mañanas es para muchos un gran esfuerzo. Abrir ojos, salir de la cama –con este frío– y activar el cuerpo es una tarea nada fácil después de horas de inactividad, sobre todo si adonde toca ir cada día es al trabajo. También influye en la reactivación matinal las horas de descanso o lo primero que nos llevamos a la boca nada más levantarnos.
Despertar con energía y vitalidad ayuda a mantener el estado de ánimo alto y la actitud para afrontar la rutina y los problemas que puedan ir apareciendo durante el día con mayor fuerza. Este ya es un buen motivo para entrenar a nuestro cuerpo y conseguir que se acostumbre a la actividad desde el comienzo de la jornada. Para conseguirlo, para que levantarse de la cama sea un mero trámite y no un sufrimiento, hay algunos consejos que conviene seguir por las mañanas, así como una serie de rutinas sencillas para adoptar antes de acostarnos. Requiere un esfuerzo, pero merece la pena. Toma nota:
– Duerme tus horas, y duérmelas bien. El descanso es vital en este proceso. No podemos despertar con energía si no hemos podido recargar las pilas el tiempo necesario. Para asegurarte de que duermes el tiempo que necesitas, piensa a qué hora te levantarás, réstale las horas que quieras dormir y acuéstate como tarde a esa hora. Recuerda no acostarte mirando el móvil, usando el ordenador o leyendo en un e-reader; el cerebro debe reposar alrededor de una hora antes de acostarte para que se relaje al máximo mientras duermes.
– Bebe agua nada más levantarte. Mientras duerme, el cuerpo se deshidrata y provoca la fatiga o el cansancio que a veces experimentamos al despertar. El agua combatirá esas sensaciones al hidratar el cuerpo.
– Haz ejercicios de respiración. Que no te asuste la palabra ‘ejercicio’, son inhalaciones y exhalaciones de aire profundas, sin moverte de la cama y al abrir los ojos. El esfuerzo consiste en inspirar todo el aire que podamos, retenerlos un par de segundos y soltarlo muy despacio por nariz y boca. Esta es una práctica para relajación, pero también para activar el cuerpo y la mente.
– Busca la motivación. En el desayuno, en el trabajo, en casa, en el momento libre del día… Fíjate un objetivo del día y tenlo en mente al despertarte. El cuerpo reacciona mejor si tiene una meta que conseguir. Para ello es importante haberlo dejado planeado por la noche antes de acostarte, ayudará a recordarlo por la mañana.
– Evita el azúcar en el desayuno. La bollería, las tartas y pasteles… todos estos alimentos dan energía muy rápido para después dejarla caer casi de forma drástica, provocando esa sensación de fatiga y pereza. Los zumos son una de las mejores opciones de desayuno, así como los alimentos ricos en proteínas.