Aunque todavía quedan unos meses para el verano, la famosa operación bikini se debe comenzar varios meses antes de ir a la playa, y no a quince días como suele ocurrir a menudo. Para conseguir un estado de forma física saludable, no solo es necesario sentirse bien por fuera, sino también por dentro. Por eso es importante tener clara que la operación bikini no es un sacrificio, sino un proceso para ganar salud, adquirir buenos hábitos alimenticios y rutinarios e incluir la actividad física en el día a día.
Por eso, si estás decidido a comenzar con la operación bikini, hay cinco consejos básicos que debes tener en cuenta:
1. Lleva una alimentación sana. Las dietas milagro no existen, y los médicos están hartos de repetirlo y de alertar sobre el peligro y el efecto rebote de ellas. Por ello, más que seguir cualquier dieta estricta que encuentres en la red, trata de llevar una alimentación equilibrada, evitando los azúcares, las grasas saturadas, harinas y productos procesados y las bebidas carbonatadas. Los vicios también son un peso que debes quitarte de encima; tabaco, alcohol o los dulces, son algunos de los componentes que te impedirán conseguir objetivos. La base de la alimentación sana es la dieta mediterránea, algo que ya sabemos: ensaladas a base de frutas y verduras, cereales integrales, lácteos desnatados, pescado azul, zumos naturales… todos ellos son nuestros aliados este verano junto con el elemento más importante de nuestra dieta: el agua.
2. Ejercicio semanal. Treinta minutos al día durante cinco días a la semana bastan para ejercitar cuerpo y mantener sanos y fuertes nuestros músculos, especialmente el corazón. Ejercicios tan sencillos como caminar, el running, salir en bicicleta, yoga, la natación… cualquiera de estos son poco agresivos ya que el nivel de exigencia y de intensidad depende de ti mismo.
3. La regla de las cinco comidas. Parece el típico tópico, pero es un norma básica imprescindible que se debe seguir en la alimentación saludable, aunque no se rija por una dieta. Un desayuno fuerte ayudará a afrontar el día con más energía. El almuerzo puede sustentarse a base de frutos secos o una pieza de fruta para no llegar con hambre a la comida, que debe ser ligera pero variada cada día, para no caer en la rutina y evitar que los alimentos bajos en calorías pierdan su efecto. La merienda puede ser parecida al almuerzo, y la cena no debe ser nunca un banquete, sino ensaladas ligeras o unas tostadas con ingredientes frescos como el salmón, el pavo o el queso fresco, tomate… ricos sabores súper saludables.
4. Relájate. El estrés es uno de los culpables de los cambios de peso en épocas de mucho trabajo, poco descanso o mala situación personal. En estas situaciones, el cuerpo genera una hormona llamada cortisol (conocida por «la hormona del estrés») que provoca el aumento de insulina (la hormona que regula los niveles de glucosa en la sangre) provocando en nuestro cuerpo una sensación de apetito que querrás saciar a toda costa. Y cuidado con los impulsos, podemos caer en productos poco recomendados para la salud.
5. Ten constancia y sé flexible. No te desesperes y, sobre todo, no te lo tomes el proceso como algo rígido ni estricto, y disfruta de los detalles que te hacen feliz. Si algún día te apetece comer un helado, no te sientas mal por ello, ni mucho menos. Se trata de compensar esos pequeños placeres con dosis de ejercicio y traducirlo en vitalidad y energía. Puede que al principio no veas los resultados que esperas, pero, como hemos dicho al principio del post, la operación bikini no debe afrontarse como una dieta rápida. Estarás ganando salud poco a poco, por lo que no debes tirar la toalla ni desanimarte, sino pensar que estás construyendo una salud más sólida para un período más allá del verano.
*Imagen destacada: ohhcouture en Pinteres