Ensaladas de verano: ideas para hacerlas más sabrosas y saludables

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A estas alturas del año, sólo de pensar en un plato de cocido o un copioso guiso ya da calor. Las temperaturas, salvo días contados, no dejan de subir semana tras semana. Gazpachos, fruta fresca y comidas ligeras apetecen más en esta época, igual que las ensaladas de verano, refrescantes y saludables. Pero, para no caer en los mismos ingredientes de siempre, y que comer de manera sana se convierta en algo monótono, hay ciertas ideas que podemos tomar prestadas para conseguir platos más completos nutritivamente y sabrosos.

Una de las grandes pegas de algunas ensaladas es que, hechas rápidas, pueden pecar de excesivamente ligeras: unas cuantas hojas de lechuga, un tomate trinchado y un chorro de aceite de oliva, como dicen las madres en ocasiones, “no es comida”. Aunque esa afirmación es exagerada, sí es cierto que aportar algunos elementos extra a la dieta puede ser beneficioso, especialmente si el plato va a ser una de las comidas principales del día. Ciertos aderezos pueden hacer de nuestras ensaladas de verano comidas redondas en cuanto a nutrientes y también en cuanto a sabor. Una de las premisas básicas es la de incluir proteínas: ya sea en forma de jamón, atún, salmón, pollo, sardinas, gambas… cualquiera vale, y pueden aportar distintos sabores y texturas a ensaladas de verano sin que por ello sean menos ligeras.

Otra buena idea son los frutos secos. En abundancia pueden ser excesivamente calóricos, pero una pequeña dosis al día aporta la cantidad exacta de grasas buenas, sabores diferentes y un punto crujiente difícil de encontrar en la parte vegetal, que también puede conseguirse con picatostes. Además, pueden incluirse frutas de distintas maneras: desde frutas frescas como manzanas, gajos de mandarina o granada para dar un toque ácido, citríco y dulce, hasta frutas deshidratadas como uvas pasas, arándanos secos o ciruelas, que con su textura gomosa y sabor dulce casan a la perfección casi con cualquier ensalada.

No olvides, por supuesto, que hay vida más allá de la lechuga: las espinacas crudas tienen más fibra y también son frescas y sabrosas, al igual que otras opciones como la escarola, los canónigos o las endibias. Uno de los ingredientes de moda es el aguacate, considerado un superalimento por su gran cantidad de nutrientes (además de su delicioso sabor y agradable textura), lo que ha convertido a esta fruta típica de climas cálidos en uno de los grandes aliados para las ensaladas de verano.

Sin recurrir a pesadas (y grasientas) salsas que convierten una ensalada en una bomba calórica, podemos hacer en casa sabrosos aliños perfectos para aderezar las ensaladas de verano y hacerlas más apetecibles. Una de las más recurrentes es la mezcla típica griega conocida como tzatziki, con yogur natural, jugo de limón, ajo, pepino, hierbabuena, aceite de oliva, sal y pimienta: es cremosa, sana, fresca y deliciosa. Pero no es la única opción. Con el aceite de oliva como base, pueden realizarse aliños de lo más variado: con vinagre balsámico, salsa de soja, ajo, limón, sémola y otros muchos ingredientes pueden hacerse combinaciones casi infinitas para ir variando e innovando sin caer en la monotonía.

Las ensaladas de verano son platos versátiles y subjetivos, en los que las recetas inamovibles no valen. Simplemente, prueba con eso que hay en la nevera: desde maíz hasta garbanzos, quesos, aceitunas negras, huevo duro, pasta, apio o habas hasta casi cualquier fruta en tacos, quesos e incluso especias como el romero, el tomillo o el orégano. Simplemente, prueba y saborea.

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