La lucha por conseguir una melena perfecta es una carrera de fondo. No basta con una visita a la peluquería o la búsqueda de un producto milagroso para, de un día para otro, poder presumir en un evento un día concreto. Los cuidados del día a día son lo que a la larga marcan la diferencia, y aseguran tener un pelo sano y envidiable durante mucho tiempo 😉
Aunque parezca una contradicción, para lucir una larga melena perfecta hay que cortar de vez en cuando. Sanear las puntas ayuda a que el pelo esté menos enredado, crezca más fuerte y se vea más saludable. Hidratar las puntas puede ayudar a no tener que visitar la peluquería con tanta frecuencia, para lo que hay champús, aceites y mascarillas de distintos tipos.
Un punto fundamental es el cepillado y sus múltiples beneficios. Hacerlo antes de la ducha ayuda a evitar los enredos posteriores y, además, a que quede más limpio: al haber menos nudos el champú penetra mejor. Hay que hacerlo con cuidado, especialmente con el pelo húmedo, que es cuando se vuelve más débil. También ayuda hacerlo antes de acostarse, para que haya menos enredos al despertar, y en general es una práctica recomendable para exfoliar el cuero cabelludo y estimular la circulación. Y, cómo no, hacerlo con un cepillo o peine suave que no haga sufrir al cabello.
Por supuesto, los productos son importantes para poder tener una melena perfecta. Son los ingredientes que añadiremos a la receta global, por lo que conviene fijarse bien. No necesariamente los más caros serán los mejores, pues a cada tipo de pelo le funcionarán mejor unos que otros, pero sí hay que tener buen ojo. Pero los productos no solo hay que saber elegirlos, sino también utilizarlos.
Al aclarar el pelo, nunca hay que dejar restos de champú, pues el pelo quedará más grasiento. Las mascarillas pueden ser muy beneficiosas, pero en su dosis pertinente: una o dos veces por semana bastarán para potenciar todos sus beneficios y no acostumbrarlo en exceso, pues hacerlo con demasiada frecuencia hará que esté engrasado el día que no se use mascarilla, pero no mejorará su aspecto al utilizarla.
Otras pequeñas prácticas pueden ayudar, y mucho, a lucir una melena perfecta: secar el pelo al aire (siempre que haya tiempo para ello), aclararlo en la ducha con agua fría, alimentarse correctamente (también influye), no frotarlo violentamente con la toalla al secar, usar gomas de tela y horquillas de plástico, no acostarse con el pelo mojado, no abusar de planchas o tintes, evitar exposiciones prolongadas al sol… Cada detalle cuenta en la búsqueda de la melena perfecta.