Ya sea en un trabajo de oficina como cualquier otro en el que vayas de un lado para otro, nuestro cuerpo y cerebro consumen energía, y piden reponerla entre horas. Es importante que entre el desayuno y la comida y entre la comida y la cena haya un momento de ingesta de alimentos: el almuerzo y la merienda. Llegar con hambre a las comidas puede ser contraproducente, pues comeremos con más ansia y será más difícil saciarnos.
Sin embargo, también hay que llevar cuidado con lo que comemos entre horas. Ahí van algunos tips para tener en cuenta a la hora del aperitivo y picar de forma saludable:
– Alimentos demasiado salados o dulces no son recomendables, pues sacian durante un tiempo pero, a la vez, sus sabores intensos estimulan el hambre. Además suelen ser muy calóricos, por lo que no se recomienda incluirlos en la dieta si quieres mantener la línea.
– Otro de los aspectos a tener en cuenta es la cantidad; procura que lo que elijas no pase de las 200 kilocalorías. Un truco es elaborar tu aperitivo de forma que «engañes» a la vista y a tu estómago, por ejemplo, cortando la fruta y tomándotela como si fuera un plato más. Sugerencia: macedonia de frutas con yogur natural, espolvoreado con canela… ¡Riquísimo!
– Háztelo en casa. Opta por alimentos preparados por ti misma, como un sándwich a tu gusto, con ingredientes saludables, y evita tener que bajar a la cafetería o picar algo de la máquina. Tu cuerpo lo agradecerá por dentro y por fuera 😉
– Tómate tu tiempo. Aunque a veces sea casi imposible, es importante que comas despacio y dejes de trabajar por unos minutos –lo ideal es tener entre 20 y 30 minutos para comer algo entre horas–; descansará tu cerebro, tu vista de la pantalla y, sobre todo, volverás con más energía a trabajar.
Y, el consejo más importante y difícil de cumplir… Aprende a decir «no». Si crees que a tu cuerpo no le va bien ese capricho de más de la semana, exceso o fastfood tan cómodo, no te sientas mal y piensa en ti misma.